Haciendo posible lo que parecía inalcanzable

+Historia de sacrificios de una trabajadora y estudiante de la UNAN-FAREM Chontales.

Lo más triste que puede enfrentar un joven con grandes aspiraciones en su vida es bachillerarse y no poder continuar sus estudios superiores por falta de recursos económicos. Es como una condena de por vida no poder ir a la universidad tras la búsqueda de una carrera profesional que le haga mejorar su vida.

Así le pasó a Anielka Maryuri Oporta, habitante del barrio Héctor Ugarte de Juigalpa, Responsable de Bodega de la Facultad Regional Multidisciplinaria de la UNAN-Managua en Chontales (UNAN-FAREM Chontales), quien de sus 29 años de edad, 7 no los pudo estudiar luego de bachillerarse en el 2004. Ella creía que hasta allí había llegado su vida académica y que un futuro mejor ya no sería posible

Anielka Maryuri Oporta durante sus jornadas de control de entrada y salida de materiales y equipos en la bodega de la UNAN-FAREM Chontales

Pero ese cambio le llegó el 1 de julio del 2011 que llegó a trabajar en el área de servicios administrativos de la UNAN-FAREM Chontales, y el siguiente año 2012 inicio el estudio de la carrera de Licenciatura en Mercadotecnia y en el 2014 fue promovida al Responsable de Bodega, lo que la obligó a cambiarse a la carrera de Contaduría Pública y Finanzas.

Medalla de Plata como segunda Mejor Trabajadora

Anielka Maryuri también es Medalla de Plata como segunda Mejor Trabajadora de Administración de la UNAN-FAREM Chontales, reconocimiento que lo recibió junto a otros trabajadores galardonados, de mejores docentes y mejores estudiantes durante el XXVII aniversario de esta facultad en septiembre del 2015.

La medalla le fue entregada por el maestro MSc. Jaime López Lowery, Vicerrector Administrativo de la UNAN-Managua.

Se bachilleró en el 2004 en el Instituto Nacional “Josefa Toledo de Aguerri” de Juigalpa, pero los siguientes 7 años no estudió “por imposibilidades económicas”, pero “a pesar de todos los problemas que he enfrentado, los frutos son culminar el estudio de mi carrera, que ya está cerca y tener este trabajo en la universidad”, explicó al recordar que este año 2018 es su último año de estudio de la carrera de Licenciatura en Contaduría Pública y Finanzas.

Anielka Maryuri a la derecha con los compañeros de trabajo que fueron reconocidos como los tres mejores trabajadores de la Facultad. A su izquierda Evelyn Jeralldyn Rodríguez Urbina y Medardo y Medardo José García Suárez

Lo duro para ella no es trabajar y estudiar, sino el no estar más tiempo con sus niños. “Sólo los veo por la noche” y por la mañana cuando los alista para que vayan a la escuela sus dos niñas; Juneysi de 8 años y Katherine Pérez Oporta de 13. El menor, Andy de 4 años, lo deja al cuido de una persona, mientras ella regresa del trabajo y de clase en la noche.

La vida de Anielka es igual a todas las madres trabajadoras del país. “Desde que empecé a estudiar sólo los veo por la noche a mis niños. Por eso comparto con ellos al medio día que llegó a almorzar y pasamos juntos el tiempo que tengo libre para que siempre se sientan felices. Por la mañana me levanto temprano para alistarlos y llevarlos a la escuela y seguidamente me voy al trabajo”, relató.

Aseguró que siempre se ha esforzado en ser buena estudiante y que en sus estudios ha tenido problemas en sólo dos asignaturas debido al embarazo de su último niño, pero siempre ha mantenido sus promedios entre 70 y 80, a pesar del poco tiempo que tiene para hacer sus trabajos o estudiar en casa.

“A mi madre le debo todo”

Lograr esa meta no ha sido fácil, pues el único apoyo que ha tenido es de su mamá Eva Oporta. “Ella ha estado siempre para mí. Mi su papá se fue y nunca se preocupó por nosotros. “A ella le debo todo”, dijo con un tono de emoción.

A Anielka Maryuri Oporta casi no se le conoce la voz, pues es mucha callada, podría decirse muy tímida, y muy entregada a su trabajo, siempre en su oficina llevando el control de la bodega que se le ha asignado

Su mamá enfrentó serios problemas para criar a sus hijos. Ella hizo el esfuerzo para que yo pudiera estudiar la primaria y la secundaria, trabajando diario en una panadería de Juigalpa, relató.

Cosechando para el futuro

Por ello, asumir el nuevo cargo en la universidad y poder estudiar una carrera profesional le ha causado mucha alegría- Eso la ha hecho reflexionar que le espera un mejor futuro para ella y sus hijos.

Sin embargo, el cambio de carrera también le causó mucha depresión, porque ya estaba en tercer año de la carrera y con el primer semestre aprobado y tuvo que regresar a primer año para sacar asignaturas del nuevo plan de la carrera de Contaduría.

Pero ahora que está por terminar esta otra carrera y haber aprendido mucho en ese otro cargo “me recompensó el cambio de carrera, valió la pena el cambio y regresar hasta a primer año de Contabilidad”, además que ahora me gusta mucho, afirmó.

Ahora sus metas han cambiado, pues ya no es sólo sueña con culminar su carrera universitaria, sino que ahora se ha impuesto la meta de “buscar una maestra en Contabilidad y esforzarme para ser cada día mejor y poder ser docente de la UNAN-FAREM Chontales”.

¡Año de la internacionalización de la universidad!

¡A la libertad por la universidad!

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