Los estudiantes no creían que podría darles clases de matemáticas porque trabaja como guarda de seguridad

*Primera de dos entregas

Dustin Hoffman Salasblanca Escobar, tiene 31 años, nació el 22 de agosto de 1986 en Cuapa, Chontales, y habita en el barrio El Santuario de Juigalpa. Pero su papá Edgard José Salasblanca Gómez lo bautizó así, como el laureado actor de cine estadounidense, Dustin Lee Hoffman, quien saltó al estrellato desde su primera película, El Graduado en 1967 y otras como “Papillòn” en 1972, argumentando que aquel era también un gran intelectual.

Aunque no crean, este Guarda de Seguridad de la UNAN-FAREM Chontales tiene algo parecido con ese gran actor estadounidense, ganador de dos premios Oscar y 6 globos de oro. Y es que ambos han hecho de todo para sobrevivir, desde obrero en diversos oficios y hasta ser docentes de algunos centros de educación. Sólo que el Dustin Hoffman nicaragüense no llegará a ser un actor de esas alturas, pero de seguro será un gran maestro de matemáticas.

Dustin Hoffman durante su horario de Guarda de Seguridad de la UNAN-FAREM Chontales conversando con algunas de sus alumnas de matemàtica

El Dustin Hoffman de la Facultad Regional Multidisciplinaria de la UNAN-Managua en Chontales (UNAN FAREM Chontales), relató que él ha hecho de todo para sobrevivir desde niño; desde ayudar en la crianza de sus hermanos menores mientras su mamá, Alba Marina Escobar Báez trabajaba como docente; también de agricultor, ordeñador de vacas, arrancando tomates en Costa Rica, pero fue él mismo quien se descubrió que le encantan las matemáticas, área en que ha dado clases en centros de educación primaria, secundaria de Chontales y hasta ha preparado a medio centenar bachilleres para hacer el Examen de Admisión en esta universidad.

Licenciado en Educación con mención en Matemática

Relató con orgullo, que siempre se ha destacado como excelente estudiante en las “ciencias exactas”; desde el preescolar, la primaria, la secundaria y apenas en enero de este año 2018 aprobó con éxito el Examen de Grado para optar al título de Licenciado  en Educación con mención en Matemática, defensa que la hizo con su compañero de estudio Nelson Antonio López López.

Desde mayo del 2011 trabaja como Guarda de Seguridad de la UNAN FAREM Chontales), mismo que buscó con ilusión desde el 2008, donde aunque había una plaza para ese puesto, el requisito era ser bachiller, pero él apenas había culminado en 3er. Año de secundaria. Entonces se impuso la meta de bachillerarse, para volver a buscar trabajo en esta entidad académica.

Padre y hermano desde niño

Dustin Hoffman recibió responsabilidades de padre desde niño, porque como su papa dejó a su mamá con sus cinco hijos desde que él tenía 7 años. Desde entonces fue quien con ella, asumió el cuido, crianza y estudios de ellos, pues doña Alba Marina tenía que salir a trabajar a diario porque era maestra en una escuela rural de Juigalpa, en San Francisco de Camalote de la comunidad de Betulia, ubicada al Oeste de la ciudad sobre la carretera a Puerto Díaz en las costas del Lago de Nicaragua.

Él se levantaba de madrugada con ella que se alistaba para irse a la escuela y él se quedaba con sus hermanitos menores preparándoles los alimentos y alistándoles para ir a la Escuela Leopoldina Castrillo Morales. Los llevaba en la mañana a la escuela y al medio día regresaba a traerlos, muy apresurado, pues tenía que darles de almorzar, almorzar él y seguidamente irse a clases por la tarde.

Al regresar de clase en la tarde, cual padre, llegaba a prepararles la cena, a ayudares hacer las tareas, después las suyas y a esperar que su mamá regresará de trabajar para atenderla. Al siguiente día se repetía ese trajín. El, como siempre en su responsabilidad de hermano mayor, padre y estudiante, se levantaba a preparar el desayuno, alistarlos y llevarlos a la escuela. Entonces vivían en el barrio Nuevo Amanecer de la ciudad y la escuela se ubica aproximadamente a un kilómetro de la casa.

Conversando con el maestro MSc. Marcos Antonio Reyes Centeno, quien lo exhortó a reflexionar sobre el futuro de su vida y que para ello tenía que dedicarse de lleno a sus estudios

Los hermanos que cuidaba son Sharon, ahora de 30, Stirlitz tiene 29 y la menor es Roxana, de 22 años. El hermano mayor es Lenin, ahora de 36, pero desde la edad de 9 años se había ido con una tía hacia Costa Rica para estudiar y trabajar allá.

Dustin Hoffman dice que siendo muy niño, sus padres se trasladaron a vivir a Granada, por lo que sus estudios preescolares los hizo en una escuelita de aquella ciudad, pero debido a la situación económica la familia regresó a Juigalpa cuando él tenía 4 años. Entonces su mamá lo matriculó en la Escuela Leopoldina Castrillo Morales en 1990, donde estudió toda su primaria. Allí, una de sus maestras fue Margarita Aguilar, ahora Delegada Municipal del Ministerio de Educación en Juigalpa, “a quien agradezco por la educación que me inculcó”.

En primaria y secundaria fue de los mejores estudiantes de Matemática

Dijo que desde preescolar fue buen estudiante y después, a pesar de las responsabilidades que asumió en casa, también fue de los mejores alumnos durante toda la primaria, por lo que su mamá siempre era felicitada por las maestras de la escuela.

Como el papá los abandonó muy pequeños, desde él tenía 7 años de edad, su mamá enfrentaba muchas dificultades para mantenerlos, por lo que cuando iba para sexto grado aceptó la propuesta de su padrino de irse con él al municipio de Cuapa y que le ayudaría en los estudios. Allá le ayudaba por la mañana ordeñando vacas. Luego regresaba apresurado a la casa para bañarse, desayunar y seguidamente irse a clase, agregò.

Por la tarde se iba a cuidar las siembras de frijoles para que los conejos con se comieran las hojas. Los sábados regresaba a Juigalpa para estar con su mamá, pero a veces se quedaba trabajándole a doña Adela Flores, yendo a entregar carne de res desde las 5:00 am hasta a las 9:00 am en viviendas del municipio de Cuapa.

“Allí aprendí a trabajar. Fue bueno porque tambièn me dediqué a estudiar. Así terminé mi primaria y fui el mejor alumno de sexto grado de la Escuela José Dolores Estrada, ubicada en la entrada de la ciudad, por lo que los maestros felicitaron a mi padrino y a mi mamá”, expresa con satisfacción.

Dustin Hoffman en su trabajo como guarda de seguridad durante un rondìn por los predios de la facultad. Aquí caminando por el frontal de la UNAN-FAREM Chontales

En secundaria siguió con su ritmo de buen estudiante

Después continuó el primer año de secundaria en esa ciudad, siendo también el mejor alumno. Sus maestros siempre le decían que participara en las Olimpiadas Matemáticas, pero él se negaba a hacerlo, diciendo que mejor se dedicaba solo a estudiar para sus clases, aseguró.

En Cuapa también conoció a doña Lilliam Suárez, quien era profesora de Matemática. Ella le ayudaba dándole clases de reforzamiento en su casa y hasta con sus necesidades económicas y consejos. También, su padrino Holman Martínez Ocón, quien había estudiado electricidad en Cuba, le ayudaba en Física y Matemática.

Para el segundo año de secundaria regresó a vivir con su mamá en Juigalpa y comenzó a estudiar en el Centro Escolar Leopoldina Castrillo, donde bajó sus notas a promedio a 90 puntos porque se enroló con amigos a vagar y hasta comenzó a probar el licor en una esquina del barrio Padre Miguel, donde la familia se había trasladado a vivir. El sostiene que bajó su promedio porque lo mantenía en 99.

“Nunca pensé que esos nuevos amigos me causaran problemas en mi vida y en mis estudios. Me quedaba con ellos jugando y a veces echándome tragos de licor y a mi mamá eso no le gustaba, porque me estaba desviando y afectaba mis estudios, porque había días que no entraba a clase, sino que me iba con ellos y las muchachas a los ríos cercanos y tomábamos licor”.

Para el tercer año de secundaria regresó a Cuapa, porque su mamá estaba muy preocupada. “Me estaba descarriando mucho y allá mi padrino me pondría control”, lo reconoce.

En efecto, “en Cuapa volví a mi ritmo; a estudiar y trabajar. Así aprobé el tercer año con notas muy altas y me volvieron a pedir que participara en las Olimpiadas Matemáticas, pero yo decía que eso no estaba para mí”.

Para el cuarto año regresó a Juigalpa y entró a estudiar en el Liceo Agrícola, pero la situación económica en la familia se complicó porque sus hermanos necesitaban más por estar más grandes y su mamá estaba desesperada y muy enjaranada, explicó.

Fue por eso él tomó la decisión de irse a trabajar a Costa Rica en el 2003 y ese año no estudio. “Allí no iba a clases de manera consecutiva, porque por las responsabilidades en el trabajo, no me daban permiso para ir a estudiar”.

En Costa Rica estudió en el turno nocturno en un centro de secundaria en el San Ramón de Alajuela, porque trabajaba en cultivos de tomate y entraba a trabajar a las 5 de la mañana. Al atardecer regresaba a casa desesperado para bañarse y de inmediato salir en búsqueda de un bus que durante casi una hora lo llevaría al centro de estudios y regresaba a casa casi a las 12 de la noche. Pero fracasó en sus estudios porque mucho fallaba.

Conversando con Santos Javier Dávila Masis, del área de contabilidad de la UNAN-FAREM Chontales

“Cada día lo terminaba muy agotado, entonces decidí regresar a Nicaragua en el 2004, pero vine a trabajar, y no a estudiar. En el 2005 comencé a cursar el cuarto año en el colegio Fuente de Vida. El cuarto año lo pase con notas buenas y hasta participe en la Olimpiadas Física y obtuve el primer lugar”, dice orgulloso.

La olimpiada fue local, pero cuando me llamaron para participar en las Olimpiadas Departamentales y no quise hacerlo porque “yo siempre decía que ano estaban para mí. Yo sólo quería demostrarle a mis maestros que sabía, pero yo no tenía interés en física”.

El asombro de los bachilleres

Además de trabajar «en lo que sea» para ayudarle a su mamá en la manutención de sus hermanos y para su propio hogar, entre estos dar clases de matemáticas en cuarto y quinto año de centros de educación secundaria o bien a los bachilleres al iniciar los cursos del Examen de Admisión para estudiar en la UNAN-FAREM Chontales. Los estudiantes se asombraron y no concebían que él dominara esa asignatura y le preguntaban en que trabajaba en la facultad y él les respondía que no era maestro, sino guarda de seguridad. De inmediato los estudiantes le increpaban: «¿Entonces como nos va a dar clases de matemáticas?». «Pues verán que soy matemático y les enseñaré bien», les respondió. Al final los jóvenes le pidieron disculpas.

¡Año de la internacionalización de la universidad!

¡A la libertad por la universidad!

 

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